sábado, 11 de marzo de 2017

PALADEAR LA VIDA O CAMINAR SUAVEMENTE HACIA LA COCINA

Este poema de Gloria Fuertes es ciertamente inspirador:


En estas sencillas y bellas palabras se condensa un mensaje estrechamente vinculado con nuestra propuesta de la Psicocina Socioafectiva, en el que se relaciona gastronomía y  felicidad.

Como indicábamos en la publicación de referencia, a partir de un texto del Principito:
Buenos días –dijo el principito. Buenos días –dijo el mercader. Era un mercader de píldoras perfeccionadas que aplacan la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber. ¿Por qué vendes eso? –dijo el principito. Es una gran economía de tiempo –dijo el mercader-. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana. Y, ¿qué se hace con esos cincuenta y tres minutos? Se hace lo que se quiere… Yo -se dijo el principito-, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suave hacia una fuente…” (Saint-Exupéry, 1999, 91).

Y si se inventase una píldora que quitase el hambre ¿qué pasaría? Más allá de las implicaciones económicas, políticas y sociales de este improbable, que no imposible (y digo improbable porque no creo que esté entre las prioridades de los “mercaderes” que el hambre desaparezca); me aventuro a especular que, como el Principito, algunos románticos emplearíamos el tiempo que nos ahorraríamos en sentarnos a comer o a preparar la comida, a “caminar suavemente” hacia la cocina para buscar la manera de ser felices. ¿Y ustedes?

1 comentario:

  1. En general no encuentro la felicidad en la cocina, salvo cuando estoy con mi familia cotidianamente, cuando cocina y yo le acompaño.
    Ojalá siempre podamos tener la sensación de paladear el "ir llegando"

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